Robert Doisneau (1912-1994) nació en Gentilly, Francia. A pesar de estudiar litografía, pronto comprendió que lo suyo era la fotografía. Sus comienzos fueron muy variopintos. Colaboró como fotógrafo publicitario para la empresa Renault hasta 1939. Durante la guerra, trabajó para la resistencia falsificando documentos, y en 1948, le reclamaron en la revista Vogue. Sin embargo su corazón estaba intranquilo hasta que, en 1951 decide volver a las calles de París. Es allí donde empieza a sentirse libre, captando instantáneas bajo una mezcla de divertidas juxtaposiciones reflejando distintas clases sociales, excéntricos personajes, cafés de la época, y dirigiendo su mirada hacia la importancia y dignidad de los niños y sus juegos en la ciudad.
Fue un grandioso fotógrafo conocido a nivel mundial que aprendió fotografía leyendo las instrucciones de las cajas de emulsiones para revelar. Nos dejó un legado de más de 450.000 negativos, sabiendo mostrarnos el mundo tal y como él deseaba que fuera, acercándose a la gente, atrapando la vida, la ternura y la sonrisa.
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