Richard Calmes, antes de ser fotógrafo de la danza, fue artista, arquitecto y atleta. Todas estas identidades le prepararon para capturar "ráfagas de belleza".
Descubrió la fotografía de la mano de su hija que tomaba clases de baile. Richard prontó se encontró sumergido en clases, ensayos, actuaciones y con un ojo de arquitecto y artista, reconoció la forma y la belleza, lo que le empujó a crear registros de bailarines en todos los aspectos de sus vidas.
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